Escuela: Preparatoria Maestro Antonio Caso
Materia: Informática
Nombres: Duarte Rodríguez Miriam
Sánchez quintero
Adrián
Paulino flores Frida Samanta
Matla Mendoza Brenda Lizbeth
Pérez Morales lesly América
Hernández Cruz América Fabiola
Grupo: 401
Título: El Barroco
Contenido
El barroco es uno de los estilos más difíciles de sujetar a los cánones
formales, tuvo por consecuencia una avidez extraordinaria por las novedades y
atropella sus mismos pasos con una fantasía sin límites.
La versatilidad del barroco resulta un galimatías que se
opone como barrera a una comprensión clara del mismo. Primero se debe conocer
la obra y después los motivos que tuvo su autor para crearla.
El barroco de México es de los más representativos con
que universalmente cuenta el estilo, hemos de limitarnos a la arquitectura y de
esta, tan solo a la marcada tendencia decorativa del estilo. Proponemos
modalidades del barroco mexicano, simplemente como ayuda para el análisis y
descripción de los monumentos. No tratar de analizar los hallazgos espaciales y
constructivos del estilo que ya se adentran más en el valor esencial del mismo;
las pilastras y columnas reflejan los más claros anhelos creativos.
EL FUSTE EN EL
BARROCO MEXICANO
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Ø
El barroco de la capilla poblana es una aplicación de Yeserías, una ornamentación
de estucos sobrepuesta a la estructura.
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Ø
La catedral de Zacatecas tiene columnas salomónicas.
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Ø
El sagrario de México es churrigueresco es decir tiene pilastras
estípites
|
Grandes estilos históricos:
v
Clasicismo:
los capiteles para marcar las diferencias en sus órdenes.
v
Gótico:
agota las posibilidades expresivas del arco ojival, que estructural y decorativamente
cumple con sus impulsos.
v
Barroco:
crear novedades referidas al fuste de sus apoyos con sentido a tectónico, simbólico
y decorativo. Transformo columnas y pilastras personalizándolas como propias y
las llevo a la cima en la pilastra estípite.
El barroco de México se aplicó en los fustes, se deleitó
y personalizo por lo tanto podemos contar por lo menos con seis modalidades de
formas distintas más otras tres en las que priva la fantasía y lo decorativo,
estas modalidades siguieron un proceso cronológico. Fueron frecuentes las
repeticiones estilísticas o la construcción de obras semejantes. Empezó con
audaces manifestaciones decorativas en los estucos del siglo XVII y concluyo en
el recrudecimiento de la misma tendencia ornamental.
En el ultra barroco quedo enmarcado dentro de el los
descubrimientos en el campo más directamente arquitectónico representados de
manera formal, simbólica y elocuente
Emplea para expresarse materiales estucables que reúnen
facilidades en el manejo técnico, la economía y la riqueza morfológica. Su
técnica es de modelado y no de labra, ayudo a que los estucos marcasen el
primer paso del estilo, en su busca de esplendor y unidad.
Se caracteriza por ser puramente decorativo, no emplea el
apoyo arquitectónico pero se sujeta a composición; cubre sin ocultar,
pilastras, arcos y bóvedas. Respeta todas las líneas de estructura y
composición.
Inicia en plan monumental la tendencia decorativa del
barroco. Mayor florecimiento en la segunda mitad del siglo XVII en las yeserías
de Puebla y de Oaxaca. Los estucos como modalidad propiamente barroca terminan
su siclo vital en el siglo XVIII.
“Talaveresco” se origina en la población de talavera
España, donde el arte mudéjar del azulejo adquirió gran perfección, el sentido
lastico del azulejo poblano, conserva formalmente poco de su antecedente, la
técnica y algunos diseños si remonta a orígenes mudéjares. En la época
virreinal al azulejo se le llamaba “talavera” también convenga llamar a esta
modalidad, barroco “vidriado” o “esmaltado” por ser más genérico.
Se reconoce en que, pese a los alardes ornamentales
permitidos en los elementos constructivos que complementan o rodean columnas y
pilastras, permanecen con sus básicas formas clásicas y estáticas, con fustes
extraídos con nitidez y en él las columnas hasta su curva o gálibo limpiamente
trazado a partir del primer tercio. Es consciente de sus posibilidades, pero
respetuoso de la esencial tradición arquitectónica como si dejara con actitud,
la firmeza de sus bases clásicas. Ofrece un vivo contraste entre las columnas y
pilastras.
Las estrías adquieren un intenso movimiento, generalmente
ondulado o en zigzag, hay casos en que es más variado en dibujos geométricos.
Se caracteriza por que las estrías, a todo lo largo del
fuste, cambian la línea recta vertical, por un
rítmico movimiento ondulado en zigzag. Los perfiles del fuste el volumen
y composición, permanecen fieles a la línea purista, aunque se riza la
superficie al moverse la concavidad de las estrías; en pilastras adosadas, la
modalidad se hace más notable ya que la rigidez tradicional del fuste se
quiebra. El fuste pierde su carácter de masa rígida mostrándose flexible.
Tiene como distintivo el uso exclusivo de pilastras, cuyo
fuste en volumen, plano y perfil de rectángulo alargado se presta a las
libertades del barroco. Sugiere, un tablero que sirve de fondo a otros
elementos ornamentales en el que pueden gravarse acanalamientos o sobreponerse
otros, siempre en plan bidimensional. Por esto llamamos tableros a los fustes así
dispuestos.
Se emparenta e identifica con esas expresiones, tan
austeras como inquietas, que en España llaman “de aplicaciones” y que tienen en
Galicia sus mejores ejemplares.
Modalidad que acentúa el primer tercio de las columnas,
con las raíces griegas: tritos= tercio y stilo=columna. Columna que acentúa o
marca tercios del fuste.
Aparece esta modalidad de acentuar vigorosamente en el
fuste un tercio, frecuente en el renacimiento y en el plateresco. La columna
tritostila barroca más distorsionada, menos lineal y más escultórica. En Grecia
helenística, el fuste de las columnas dividía su gálibo en tres partes y
dejando el tercio inferior totalmente vertical.
Es una de las modalidades más distintivas del barroco. El
fuste se mueve en si, no solo por decoración o volúmenes añadidos. Es el mayor
paso a la negación gravitacional de las estructuras, que así sugieren ser
imponderables. Se combina frecuentemente con el fuste tritostilo. Se basa en
antecedentes histórico-religiosos. Florece en los límites de los siglos XVII y
XVIII, principalmente al centro y norte del país.
Es una pirámide de vértice muy alto, truncada e
invertida, los griegos gustaban ponerlo como pedestal para bustos de dioses y
héroes, estos bustos sugerían así representar la figura humana completa al
estar sobre este cuerpo geométrico. Los romanos, y posteriormente los renacentistas
continuaron realizándolo en la misma forma, estos últimos lo incorporaron a las
estructuras arquitectónicas, otorgándole categoría de pilastra, aparece sobre
el un capitel, o bien, el busto emerge con todo el torso y levanta las manos
sirviendo como atlante o cariátide.
Cierto contraste, no siempre agradable, una falta de
integración total entre las formas naturales de torsos, rostros y brazos con el
resto geométrico y estático del estípite.
Delirio final alcanzado por el barroco mexicano, es muy
adecuado y significativo conviene dedicarlo en especial y para mayor exactitud,
a las últimas producciones en las que el estípite definidor desaparece o se
desintegra a tal grado que se hace irreconocible al perder sus perfiles
geométricos, distorsionando por excesos imaginativos.
No respeta, como el barroco estucado, las líneas
directrices o compositivas de las estructuras que le rodean. Sus obras tienen
carácter de mobiliario su esplendor imaginativo se agota en si mismo.
Todos los monumentos del barroco mexicano, muestran en
alguna parte fustes arquitectónicos o aplicaciones ornamentales, necesariamente
reconocen alguna o varias de las modalidades consideradas más como toda regla
se confirma por sus excepciones, también necesariamente debemos hacer algunas
salvedades.
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